lunes, 25 de agosto de 2008

RELATO 14: "CARROÑEROS"

Buenas tardes, amigos del murciélago.

En realidad, al menos fuera de mi cueva, está lloviendo, así que para unos pocos de vosotros no serán buenas. Pero a mí me gusta. La lluvia me relaja, me susurra cuentos y me acuna por las noches. Sí. Soy un murciélago de agua.

Y esta semana, siguiendo con mi serie "LA MUERTE EN BREVE", le toca el turno a la fábula.

Personalmente no suelo tratarla demasiado, pero me encanta leerla. Cuando una fábula está bien pensada es una delicia. Porque la fábula es un género cerebral. No intervienen las vísceras, hay algo que expresar, una moraleja o una enseñanza normalmente, y todo tiene que estar bien medido y atado para que el relato cumpla su cometido.
A lo mejor por eso no suelo tratarla: No me gustan demasiado las moralejas, y, aunque me pienso bien los argumentos, me dejo llevar bastante por el instinto.

Los murciélagos somos así, dos terceras parte de cerebro y una de corazón en la vida real, y a la inversa cuando estamos delante de un teclado.

En fin, no os suelto más chorradas. Ahí va eso:


CARROÑEROS


"Los primeros en acudir al olor de la carroña fueron los buitres.

-¿Quién viaja a lomos de los vientos, sin desfallecer, patrullando siempre?- corearon-. ¿Quién se merece este festín?

Y se lanzaron sobre la carne.

Al poco llegaron un par de chacales, y se ganaron un hueco a dentelladas y empujones.

-¡Apartad cretinos!- amenazaron-. ¿Quiénes son los más astutos? ¿Quiénes se orientan por vuestro vuelo para robaros el banquete?

E hincaron el diente.

Pero apareció la hiena al trote, y tanto chacales como buitres retrocedieron, pues sabían que no convenía tenerla por enemiga.

-¡Fuera de aquí, miserables!- se burló-. ¿Quién tiene la mandíbula más potente y el sentido del humor más endiablado? ¿Quién se ríe de vosotros?

Y dio el primer mordisco.

Y, por fin, llegó el león. Y con dos potentes zarpazos ahuyentó a la hiena, a la que doblaba en tamaño y fuerza, y también a los chacales y a los buitres.

-¡Largo de aquí, condenados!- rugió-. ¿A quién teméis más que al hambre? ¿Quién es el más poderoso? ¿Quién es el Rey?

Entonces, un gusano que se revolvía entre el polvo, harto ya de escuchar fanfarronadas, levantó la cabeza y, con una gran sonrisa, dijo:

-Quién ríe último ríe mejor".



DESCARGA EL RELATO COMPLETO CLICKANDO AQUÍ:

CARROÑEROS


Bueno, no es para romprese demasiado la cabeza, desde luego, pero espero que os haya gustado.
Ya sabéis que si es así, os agradecería que pasárais el relato a todos vuestros conocidos. Para eso los podéis descargar ¿no?

Y sí, prometo no estar tan tétrico la semana que viene.
Prometo sacaros una sonrisa con la próxima historia. O al menos intentarlo.
No me odiéis por ser malvado. ¡Soy un murciélago!

Os espero, aquí en mi cueva, afilándome los colmillos, con...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

martes, 19 de agosto de 2008

RELATO 13: "LA FE QUE LLEGA"

Hola, amigos del murciélago.

Hoy os abro las puertas de mi cueva para seguir con el tema de los relatos breves.

Y lamento decir que, puesto que sigo con mi serie "LA MUERTE EN BREVE", esta vez me voy a poner algo tétrico.
Y es que esta semana le toca el turno al terror.

El terror es un género con sus propias reglas. Reglas que los aprendices de narrador deben ir descubriendo poco a poco. Desde luego, si es un género que no te gusta, entonces probablemente no te apetezca escribir sobre ello, aunque nunca se sabe. A mí me encanta la ciencia ficción, pero suelo escribir sobre cosas más mundanas. Uno nunca sabe que tipo de historia será la próxima en nacer de su tortuosa cabezota. Uno no elige la historia, la historia llega y uno la desarrolla como puede. al menos así es la mayor parte de las veces. Aunque ya se sabe que en este oficio no hay nada seguro.

Así pues, si quieres escribir una micro-historia de terror ¿qué debes hacer?
En primer lugar explorar tus miedos. ¿Qué te asusta? ¿Qué es capaz de hacerte huir del dulce Morfeo cubierto de sudor frío? Piensa en ello. Luego esa historia que está a punto de nacer dentro de tu tortuosa cabezota tomará forma. Seguro que podría ser diferente, pero ahora se disfrazará con tus miedos.

En fin, que ahí va eso:


La fe que llega.




"Estaba llenando la bañera mientras la niña jugaba, sentada en el suelo del lavabo. Explicaba a su muñeca el cuento de los tres cerditos, chapurreando con aquella lengua de trapo. Iba por la segunda casita, derribada a soplidos, cuando sonó el timbre del teléfono. Lola fue a cogerlo, no fuera a ser Adolfo que llegaba tarde del trabajo otra vez.

Tras el “diga” de rigor se sucedieron un par de segundos de silencio.

Luego una voz pastosa y profunda dijo:

-Tu hijita se está ahogando.

Lola corrió al lavabo, pero no llegó a tiempo.

A los treinta y dos descubrió que volvía a creer en el Coco".


DESCARGA EL RELATO COMPLETO CLICKANDO AQUÍ:

LA FE QUE LLEGA


Bueno amigos, espero haberos hecho pasar un pequeño mal trago. Si es así, ya sabéis que me encantaría que pasárais el relato a todos vuestros amigos. Si no, que también podría ser, os doy permiso para cagaros en mis muertos.

El murciélago pide perdón, y también lo concede. El murciélago es generoso y mezquino.
Y os quiere.

En todo caso, os espera aquí muy pronto. Pasad, pasad. Tendré listo...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

miércoles, 13 de agosto de 2008

RELATO 12: "AQUEL TUFILLO"

Buenos días, amigos del murciélago.

Hoy me he levantado pronto, a pesar de mi naturaleza nocturna, porque estoy de vacaciones otra vez (lástima que sólo sea una semanita) y quería aprovechar el día escribiendo, leyendo, ver alguna película, beber cerveza y hacer algún pincho de tortilla en el bar de la esquina. Son muchas cosas y muy poco tiempo, así que aquí me tenéis.

Y seguimos con los relatos breves, casi microrelatos. A medida que vaya pasando el tiempo iré colgando los más breves, pero suelo sentirme cómodo en estos medios formatos.
A los principiantes aconsejaría, siempre desde la humildad de un murciélago cinturón amarillo de escritor, que si queréis practicar el género del relato breve o del microcuento, escojáis un tema. Las ideas no llegan porque sí, a menos que las inspire un hecho, una situación vivida, una anécdota escuchada... o a menos que forcéis el cerebro a meditar. Este es el objetivo. Si elegís un tema sobre el que pensar seguro que se os ocurrirán varias ideas sobre las que escribir. Aprovechadlo, sacadle le partido a eso. Da igual que al principio cueste, id al grano, las palabras justas, lo importante es la idea, no la prosa. Recordad aquella metáfora del maestro, ya señalada en uno de mis posts: buscad el efecto devastador de un puñetazo. Pensad que sois boxeadores de las letras. El lector es el contrincante. Hay que dejarle KO. O al menos que se tambalee un poco.

Pues bien, el relato que leeréis ahora fue escrito para una pequeña serie que titulé: "LA MUERTE EN BREVE". Como habréis deducido, hablaba sobre la muerte... desde diferentes puntos de vista. Este puede ser uno de los temas a elegir, pero hay muchas otras posibilidades. Yo mismo tengo más series, como "LA CULPA EN BREVE", o "EL MITO EN BREVE".

Todo depende de lo queráis hacer. Seguid mi consejo o no lo sigáis. Sólo intento expresar, de una forma llana, lo que, poco a poco, he ido aprendiendo sobre este oficio.

Y no me extiendo más. Aquí tenéis mi relato breve. Lo cuelgo completo, como el anterior, pero podéis descargarlo en PDF, como siempre. Y como siempre, os recuerdo que, si os gusta, el único pago que os pido es que lo enviéis a un amigo. Echad un cable a este pobre murciélago egocéntrico.


AQUEL TUFILLO.


"Hacía ya años que venía percibiendo un tufillo rancio. Llegaba en vaharadas. Penetraba sus fosas nasales para estremecerle con la duda de sí era él el que lo despedía, y luego desaparecer sin más, dejándole confuso. Pero no podía ser. Él se duchaba a diario, se lavaba los pies y los sobacos y utilizaba abundante desodorante. No era un guarro, cumplía con las normas de higiene establecidas por la sociedad.

Y sin embargo el tufo venía de vez en cuando, y él notaba que en esas ocasiones la gente se le acercaba lo menos posible. En el metro no tenía problemas de espacio, los compañeros de trabajo le evitaban en la sala del café, su jefe no le daba los buenos días, y le parecía que las secretarias giraban la cara al pasar él, como protegiéndose de su olor corporal. No es que le importara demasiado, pero la duda iba creciendo en su interior.

Un día acudió al médico para hacerse una revisión y ver si descubría de una vez la causa del aquel tufillo. Por supuesto se cuidó mucho de comentar nada al doctor, no fuera a ser que le tomara por un loco.

-No hay pulso- dijo el doctor.

-¿Qué quiere decir?- preguntó él.

-Que está usted muerto, caballero.

Que importante es, pensó, que en algún momento alguien te abra los ojos y te diga la verdad.

Y se convirtió en polvo allí mismo, sobre la camilla".



DESCARGA EL RELATO COMPLETO CLICKANDO AQUÍ:

AQUEL TUFILLO



Y, como dijo aquel cerdito famoso y tartamudo: "esto es todo, amigos". Voy a empezar mi rutina de leer, escribir, ver alguna película, beber cerveza y hacer algún pincho de tortilla en el bar de la esquina. Ya sabéis.

Pero os espero pronto con...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

miércoles, 6 de agosto de 2008

RELATO 11: "SABE TAN MAL PEDIR PERDÓN"

Buenas noches, murciélagos míos.

Estoy aquí de nuevo con el cuento de la semana.
Puesto que he comprobado que muchos de mis lectores (los tres o cuatro que me léian) están de vacaiones, he decidido ir colgando una buena tanda de relatos muy breves, y de microrelatos, para que no se les acumule la faena a la vuelta. Soy un murciélago de buen corazón, es algo que no puedo remediar.

El relato breve es todo un arte. Pongamos que dispones de una página para contar una historia. ¿Cómo hacerlo para que no quede forzada? Pongamos que quieres presentarte a un concurso. Aún peor, porque te piden un relato de 150 palabras. ¿Sabéis lo que es eso? Más o menos una línea y media o dos líneas. ¿Eres capaz de contar algo en tan poco espacio? ¿Sabrás decidir qué es lo que se puede decir y lo que no? ¿Sabrás ecoger las palabras? Ah, amigos. Es una disciplina dura, desde luego.

Empezaré con un relato breve. Cortito, pero que no llega a lo que yo considero como "microrelato". Después ya veremos qué pasa. Uno nunca sabe que nueva obra va a colgar en la cueva para que todos sus amigos puedan contemplarla.

Os dejo el relato completo. Si os gusta podéis descargarlo, igual que siempre, y enviarlo a todos vuestros amiguetes. Aquí tenéis:


SABE TAN MAL PEDIR PERDÓN.



"El hermano menor estaba tras él. No podía verlo, pero estaba seguro de que sonreía, disfrutando del espectáculo, como siempre que mamá le regañaba. Ya le ajustaría las cuentas.

-Ya está bien de peleas. A ver ¿porqué pegas a tu hermano? ¿No ves que es más pequeño y le puedes hacer daño?

-Pero mamá, yo sólo quería jugar con sus juguetes- se defendió él-. Le he pedido permiso, de verdad, pero él no me los deja. Prefiere jugar con ése amigo invisible suyo…

-¡No me vengas con excusas! ¡Él es un buen hijo y se porta bien, y tú siempre me tienes que dar el sofocón! Ahora quiero que pidas perdón a tu hermano y que prometas que no lo volverás a hacer.

-Pero… ¡Pero no es justo!

-¿Me vas a hablar de justicia a mí? ¿En serio quieres que hablemos de justicia?

Se mordió la lengua. Ya conocía la historia. La había escuchado millones de veces.

-¿Y bien? Estamos esperando.

Tuvo que tragarse su orgullo una vez más. Al girarse hacia el hermano menor comprobó que, tal como esperaba, lucía su sonrisa santurrona. Las palabras salieron de su boca, pero le supieron a hiel.

-Perdóname, Abel- dijo-. Perdóname. No lo volveré a hacer".


DESCARGA EL RELATO COMPLETO CLICKANDO AQUÍ:

SABE TAN MAL PEDIR PERDÓN


Y ahora, cumplida la misión semanal, me retiro a colgarme boca abajo. Me gusta contemplar el suelo desde en un ángulo picado. Un aprendiz de escritor necesita ver el mundo de forma diferente.

Volved pronto, que aquí estaré. Sí, con...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

martes, 5 de agosto de 2008

LAS CLASES DE LOS MAESTROS: ITALO CALVINO.

Buenas tardes tengan ustedes, amigos del murciélago.

No hay nada peor para un aprendiz de escritor que la pereza, porque la pereza se convierte en desidia por uso y costumbre, y cuando la desidia te abraza estás perdido, te abandonas a ella dulcemente. Yo por ejemplo estoy siempre luchando con las ganas de rascarme mi encarnado escroto de murciélago, en vez de escribir el relato que tengo en la cabeza, ése que no me deja vivir en paz hasta que no lo escribo, sea de una profundidad insondable o de una estupidez suprema.

Otro de los peligros es el inverso. El exceso de energía creativa. Es decir, cuanto más creativos seáis mejor, eso nadie lo va a discutir, pero el peligro sigue ahí. Te pones a escribir un cuento, y cuando vas por lo más duro, se te ocurre un brillante idea para otro relato. Así que abandonas el primero y te pones con el segundo. Curiosamente, cuando vas por la mitad, más o menos, la idea ya no te parece tan brillante. Y es que por la cabeza te ronda otra genial. Y dejas el segundo relato para empezar el tercero. Y así vas llenando el disco duro de trabajos inacabados.
Hay que luchar también contra esa fuerza. Porque la única forma que tenemos de aprender nuestro oficio de narrador es narrando. Empezar-terminar, así debe ser. Si se te ocurre otra buena idea cuando aún no has terminado el cuento que estás escribiendo, apúntala y sigue con lo que hacías. Recuerda que la paciencia es una virtud.

Precisamente, en "las clases de los maestros" nos va a hablar de ello el gran ITALO CALVINO.

Ahí va eso:



"Escribo a mano y hago muchas, muchas correcciones. Diría que tacho más de lo que escribo. Tengo que buscar cada palabra cuando hablo, y experimento la misma dificultad cuando escribo. Después hago una cantidad de adiciones, interpolaciones, con una caligrafía diminuta.

Me gustaría trabajar todos los días. Pero a la mañana invento todo tipo de excusas para no trabajar: tengo que salir, hacer alguna compra, comprar los periódicos. Por lo general, me las arreglo para desperdiciar la mañana, así que termino escribiendo de tarde. Soy un escritor diurno, pero como desperdicio la mañana, me he convertido en un escritor vespertino. Podría escribir de noche, pero cuando lo hago no duermo. Así que trato de evitarlo.

Siempre tengo una cantidad de proyectos. Tengo una lista de alrededor de veinte libros que me gustaría escribir, pero después llega el momento de decidir que voy a escribir ese libro.

Cuando escribo un libro que es pura invención, siento un anhelo de escribir de un modo que trate directamente la vida cotidiana, mis actividades e ideas. En ese momento, el libro que me gustaría escribir no es el que estoy escribiendo. Por otra parte, cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico, ligado a las particularidades de la vida cotidiana, mi deseo va en dirección opuesta. El libro se convierte en uno de invención, sin relación aparente conmigo mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero".

Italo Calvino.


Así que ya sabéis, si os veis arrastrados por esas malévolas fuerzas centrífugas... ¡resistíos! Hasta los más grandes las han sufrido.

Y así lo voy a dejar, que no me gusta ponerme profundo ni dar consejos de abuelo cebolleta.

Me voy, me voy a tomar un poco el aire, a atrapar un par de hermosas moscas como aperitivo antes de volver al trabajo. El teclado espera y tengo que luchar contra la pereza, pero yo os prometo que aquí estaré en unos días con...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!

sábado, 2 de agosto de 2008

VIDEO: "LAS PINZAS SON PARA TENDER LA ROPA"

Hola, amigos del murciélago.

Y lo prometido es deuda. He aquí mi herejía, colgar el video bizarro que ilustra mi "no-relato".

He tenido ocasión de volver a verlo, y aunque en resumen todo sucedió como yo explicaba, la realidad es algo diferente. En todo caso es algo digno de verse, y por lo tanto aquí lo tenéis:




En fin, todo un espectáculo que te avergüenza hasta la medula.
Vergüenza, sí, pero no por el hombre de las pinzas, sino por los otros tres, por el público, por mí mismo, incapaz de apartar los ojos de la pantalla, divertido y horrorizado a partes iguales. Echadle un ojo.

Y por hoy termino. Lo del video es una excepción, ya sabéis que a este blog se viene a leer.

Así que os espero aquí, boca abajo, en mi cueva, muy pronto, y con...

¡UN CUENTO A LA SEMANA!